Era una de esas chicas que llaman la atención, aún sigo sin entender el por qué. Pero ocurrió una tarde de otoño, como otra cualquiera. Nos cruzamos a pocas manzanas de mi casa. Salí a dar un paseo, para despejar y ella caminaba de manera distinta. Tenía pinta de ser una mujer segura de sí misma, pero a la vez mostraba una parte de niña pequeña y sensible. Todo esto, pude observarlo en décimas de segundo, con un simple cruce de miradas. Di unos pasos más, y me giré. Tenía una buena "espalda", su melena castaña estaba amordazada por una especie de recogido, medio deshecho, y sus vaqueros ajustados dejaban ver sus largas piernas. Mierda, ¿de qué color tenía los ojos? No pude fijarme. Entonces me di la vuelta, aceleré el pasó y picándole sin vergüenza en el hombro, le dije lo primero que se me pasó por la cabeza: "perdona, estoy haciendo una encuesta sobre el color que predomina en los ojos de las mujeres guapas, ¿me permites" -sonrió, se sonrojó- "está bien, haré otra sobre las mejores sonrisas"-dije. Y ella respondió: "sí, quiero pasar el resto de la tarde contigo, mi nombre es Carla".
Azules, eran azules, los más bonitos con los que me había topado en toda mi vida y tenía el placer de disfrutar de ellos durante toda una tarde, en principio
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