15 enero, 2012

Al final terminó llegando el frío invierno a su cabeza y a su corazón.

Mientras que sus sentimientos hacia él se apagaban, en lo más profundo de su alma se preparaba una fría e hiriente venganza. Todo lo que un día habían sido sonrisas y felicidad, paulatinamente, se permutaba por un ambiente hostil y una amalgama de odio, rabia, dolor, ira y desesperación, toda ella enfocada únicamente a, sin darse cuenta, quererle más día a día. Pero él nunca regresó; y ella, sumida en la más profunda soledad se miraba al espejo y observaba como los días, semanas, meses y años hacían mella en su joven y antaño, tersa piel. Cada mal paso la sumía en la desesperación, pero no todo podía ser malo... al final, con mucho pundonor, consiguió ahogar sus miedos y haciendo gala de la recuperación de su orgullo, decidió vestirse con sus mejores prendas, salir y en el paso a nivel más cercano, terminar de una vez por todas con esa espina clavada desde joven en su inocente corazón. D.

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