03 junio, 2012

Me gusta dormir entre sábanas nuevas

Y cuando digo nuevas, me refiero a desconocidas. O bueno, quizás a las tuyas. O tal vez a tus brazos. 
Mierda, que lío.
Me gusta el olor a hierba recién cortada, y cuando digo hierba recién cortada, quiero decir tu pelo recién lavado o tus uñas recién pintadas. Aunque pensándolo mejor... me quedo con tus pestañas.
La predicción atmosférica y ver como La Chica del Tiempo dibuja y baila sobre mapas, o quizás tu cuerpo e imaginarme a un arquitecto esbozando caricias en él.
Me gusta el filo de los vasos, aunque a veces me produce una especie de grima que hace que la preferencia por el de tus labios se acentúe.
Dibujar en las esquinas de los libros, o dibujarte sonrisas.
Llevar siempre un amuleto encima, o ya sabes, a ti si me lo permites.
Las lágrimas, pero estas de verdad, ya sean de risa o de felicidad creo que es de las pocas cosas que no tienen horarios, ni límites, ni fronteras, de lo poco verdaderamente libre. Y unido a ello está el 'rimmel' entremezclado echando carreras por tus mejillas, aunque cuando se te corre el carmín de los labios... es algo precioso. 
Me gustan las sorpresas, las adoro, pero los nervios cuando tienes algo planeado que deseas con todas tus fuerzas que salga bien, es la mayor de mis pasiones.
Los aviones, la sensación de volar. Y cuando digo volar no me refiero solamente a la física, sino a la imaginación, al miedo, a las ganas, a los sueños. Creo que estas cuatro cosas son las que siempre tienen que estar presentes, pase lo que pase. Los principales pilares. Siempre viene bien tener un resquicio de mente de niño.
Los recuerdos, sobre todo en los que apareces tú.
Me gusta el mar, es algo sobrenatural. Pero cuando llegas tú y te pones a saltar las olas haciendo que ese mechón de pelo te tape parte de la cara, me atrevería a decir que estoy plenamente enamorado.
La poesía, pero no la que está en los libros. Prefiero la de los ascensores, la que (me) escribes estando en clase de historia en el clímax de tu aburrimiento, la que aparece en la esquina de alguna pared, o en los castillos de arena derrumbados por sonrisas infantiles.
Pero ahora llega la que probablemente sea mi pasatiempo favorito y no necesita aclaración alguna, porque no sabría encontrar las palabras y decir algo más sería una falta de respeto. Porque es alegría y tristeza junta, fiesta y soledad, belleza, felicidad, ganas de todo y de nada, todos los opuestos que te puedas imaginar. Y la que nunca te abandona.
Querida música, eres la única que permanece de verdad en todos los momentos de la vida.