11 mayo, 2012

Quizás no nos quepa todo el amor en un beso y tengas que quedarte a dormir.

Y dormir hasta las tantas en la curva de tu espalda o despertar y encontrarme cicatrices del tamaño de tu nombre.
Y que se nos nuble la vista, se mezclen los colores de la habitación y no podamos diferenciar el origen de nuestros cuerpos.
O que me mires y sonrías, pensando que podrías beber tequila en mis hoyuelos.
O recorrer cual mapa físico tu cuerpo, utilizando los lunares como capitales y puntos clave.
Y que se apague el sol, y se encienda la luna. Que brille durante horas y se refleje en tus pupilas, combinándose el blanco con el marrón.
Y que apuntes los días que te debo, para poder devolvértelos acumulados y así saborearlos mejor.
O que subas a mi ventana trepando por mi pelo, a dibujarme sonrisas mañaneras. De esas con sabor a chocolate, puestos a elegir.
Pero sobre todo, que podamos llegar a desmentir aquellos desvaríos que la gente relata sin haberte conocido, y por tanto, sin haber descubierto lo que es la felicidad hecha persona.

1 comentario:

  1. "Y trepar por tu ventana" como un príncipe de cuento de hadas, conociendo por primera vez en la vida a la felicidad hecha persona, "dibujando sonrisas con sabor a chocolate". Me gusta mucho.

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