22 noviembre, 2011

hasta que el tejado se caiga, hasta que las luces se apaguen

Voy a quererte hasta la última lágrima, hasta el último suspiro. Hasta que te sangren los oídos de oírme gritarlo y se me seque la garganta de tanto repetírtelo. Hasta que no queden palabras, y baste solo con los gestos. Hasta que la semana tenga ocho días y los meses se nos queden cortos. Hasta que la noche y la mañana se confundan. Hasta que el tiempo se pare para nosotros, y podamos elegir donde vivir. Hasta que haya un verano infinito, pero también las hojas caídas del otoño y las cosas buenas del invierno, sin olvidar, claro está, la alegría de la primavera. Hasta el día en que caigan carámbanos. Hasta la última letra de tu nombre. 

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