14 noviembre, 2011
dejé de contar ovejas para poder dormir, y cuento los defectos que me quiero corregir
Confiar mucho, creerme lo increíble, pero dudar inconsciente. Llorar demasiado. Ser inocente, a veces. Agradecer poco. Querer hasta el extremo, pero tal vez sin decirlo. Especialista en decir chorradas sin sentido y en remendar tus heridas. Mirar al cielo queriendo encontrar respuestas. Pensar que todo tiene solución. Sacar casi siempre el lado positivo de las cosas. Reír cuando no debería hacerlo. Creer, a medias, los halagos que tu boca me dice. Soñar mucho, sin acordarme al día siguiente. Querer ser totalmente sincera, y hacer daño por ello. Sentirme por los suelos en días sin sentido y pensar que lo tendrían teniéndote a mi lado. Parecer fría, entre el calor de los que me rodean. Romper ropa sin estrenar, al quitar la etiqueta. Querer ser niña, y a final lograrlo. Imaginarme, en un futuro, durmiendo contigo. Arrancar hojas de los arbustos que se ponen a mi paso, y la hierba del césped. Re-mojar las galletas hasta que se rompan y pasarme con la dosis de chocolate. Hablando de dosis... me gustan, me apasionan. La dosis de adrenalina, de besos, de verano, de películas, de sofá, de fiesta, de vacaciones, de amigos, de momentos felices. Aunque reconozco que me entristezco por nada y por el recuerdo de todo.
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